martes, 3 de julio de 2012

Liberalización de horarios y conciliación de la vida laboral

Reconozco que el tema de la liberalización de horarios es complejo y nunca he sido capaz de hacer mía una postura concreta y clara debido al alto número de factores que intervienen y de la imposibilidad de posicionarme con una de las dos posturas que existen hoy en día. Quizá ahí esté la solución, en la búsqueda de una situación intermedia que tenga en cuenta múltiples variables, aunque como veremos más adelante no podremos obviar problemas de gran importancia como por ejemplo la conciliación de la vida laboral y personal.


Normalmente lo primero que hago al abordarlo es ponerme en el lugar tanto del consumidor (porque además lo soy) como del comerciante (también soy pequeño empresario). Como consumidor valoro la libertad de poder comprar cuando pueda o quiera. En una sociedad basada en la libertad individual choca que un domingo solo panaderías, hostelería y comercios conocidos como "chinos" sean las únicas opciones de negocios abiertos. Echo de menos hacer mis gestiones bancarias, hacer un trámite con la administración o poder hacer una compra de última hora un domingo.

Actualmente se ha armado un gran revuelo al conocerse las intenciones del gobierno de ampliar los festivos en los que se podrá abrir libremente, incluyendo las grandes superficies. Por un lado los comerciantes han puesto el grito en el cielo y por otra parte los consumidores en general han aplaudido la futura medida. Las razones de los primeros las trataré a continuación. Respecto a los consumidores diré que alegan que les viene muy bien ya que los horarios de apertura del pequeño comercio coincide con su jornada laboral. Ahí está el quid de la cuestión. Esta afirmación es completamente cierta y yo mismo la he sufrido. ¿Por qué un comercio ha de abrir obligatoriamente de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00? Desde mi punto de vista estamos viviendo una situación heredada del pasado cuando solo un miembro de la familia trabajaba mientras el otro, normalmente mujer, se encargaba del hogar pudiendo hacer la compra dentro de este horario.

Hoy en España vivimos una realidad diferente. Los dos miembros de la familia trabajan y casi siempre coincidiendo en el horario comercial, con lo que se reduce al sábado la posibilidad de comprar incluso lo más básico. En España trabajamos además de forma muy extensiva en el tiempo, siendo los europeos que más horas "hacemos". Se valora la cantidad de horas y no la calidad de las mismas como pasa por ejemplo en Alemania donde se apaga la luz cuando se termina la jornada laboral y si tienes que quedarte a acabar algo tienes que justificarlo. Para colmo nuestra pausa para comer me atrevería a decir que es la más larga del mundo lo que no hace sino agravar la situación.

Para mucha gente la solución es poder comprar el domingo. Quizá lo sea pero creo que debemos tener en cuenta que quizá optimizar la jornada laboral sea mejor idea. Hacer 8 horas diarias bien aprovechadas y comer en 30 minutos nos permitiría "salir" antes del trabajo. Sin embargo cuando expreso esta idea algo dentro de mi me dice que estamos en un país singular donde tenemos muchas horas de sol y la gente disfruta con una larga comida si es posible en compañía. Nos gusta hablar, socializarnos con clientes o compañeros de trabajo, disfrutar de la calle, tomar un café a mitad de mañana, bromear y reir, etc. Esta diferencia, incluso meteorológica, hace complicado que nos pongamos de acuerdo con holandeses, noruegos o alemanes.

Otro aspecto importante es diferenciar bien el horario de una pequeña empresa de servicios y un pequeño comercio. No es lo mismo estar tras un ordenador en una oficina que abrir una carnicería. La clave está en la atención al público. Los comercios la tienen con lo que es importante que sus horarios se adapten a su público objetivo. Así como los bares de copas abren directamente por la tarde/noche ¿por qué no nos atrevemos a innovar y empezamos con horarios más imaginativos que den respuesta a las necesidades de nuestros consumidores? ¿Por qué sería tan extraño que una tienda de alimentación hiciera un día de descanso semanal como hacen muchos restaurantes que no sea el domingo sino por ejemplo un martes? ¿Por qué no tener un horario de tarde que englobe a todo tipo de consumidores potenciales por ejemplo de 14:00 a 22:00?

La ameneza de las grandes superficies


Para el pequeño comercio, auténtico motor de la economía de nuestro país, que abran las grandes superficies los domingos es una amenaza. Así como las grandes cadenas se pueden permitir el lujo de rotar personal, en la mayoría de los casos del pequeño comercio, son negocios llevados por un autónomo como mucho ayudado por un familiar. Esta rotación es imposible para ellos y el hecho de abrir un domingo no justifica en beneficios el alto coste de contratar a una persona.

Sin embargo si nos fijamos cómo las cadenas de los centros comerciales resuelven el "problema" de abrir los domingos nos damos cuenta de que estiran aún más los horarios de sus empleados disponibles que si ya de por sí están mal pagados pasan a tener aún peores condiciones. Las nuevas contrataciones son excepcionales y nada frecuentes con lo que al final ganamos pocos empleos y empeoran las condiciones laborales.

He de reconocer que no soy amante de los centros comerciales. No me gustan. Las aglomeraciones, el consumismo por el consumismo, el estar apartados de la ciudad, encerrados y no al aire libre, comprar siempre en las mismas cadenas, etc.  No puedo obviar que no somos mayoría los que opinamos así. Por lo tanto no queda otra que analizar cómo el pequeño comercio, el que ilumina las calles, las llena de color y aporta seguridad, puede competir con las grandes superficies.

En primer lugar la especialización es clave.

En segundo lugar la búsqueda de la excelencia. Las grandes cadenas cada día ofrecen un peor servicio alejándose del consumidor y contratando personal nada experto. Cuanto mayor sea la brecha, más justificada estará la diferencia de precio, algo con lo que el pequeño es casi imposible que pueda competir. La unión y el asociacionismo puede aliviar algo este problema.

En tercer lugar la innovación es fundamental. Dar el salto a Internet es una gran idea para ampliar mercado y para disponer automáticamente de un servicio de venta 24 horas.

Y por último, el tema que nos ocupa, la flexibilización de horarios es clave para tener disponibilidad ante el consumidor potencial. Quizá el 70% de tus potenciales clientes jamás te comprarían por la mañana con lo que abriendo de 14:00 a 22:00 de martes a domingo podrías aumentar las ventas.

Conciliación de la vida laboral y personal


El problema viene cuando tienes una vida personal que mantener a salvo. A todos nos gusta coincidir un sábado o un domingo con toda la familia para disfrutar de un día en buena compañía. ¿Qué pasaría si fuera imposible coincidir debido a los múltiples horarios?

Tener hijos pequeños también es un problema si no coincide tu horario con el de ellos. Ya lo está siendo actualmente así que no me imagino qué pasaría si se normalizaran los domingos o se flexibilizaran los horarios.

La conciliación es un tema de moda. Se está estudiando a fondo y ya existen asociaciones que divulgan las bondades de su modelo. Piden un cambio en el sentido que comentaba anteriormente respecto a comer en menos tiempo y salir antes de trabajar. A pesar de las buenas intenciones de sus defensores también exigen un cambio antinatural porque España no es Alemania ni hace el mismo clima.


En fin, por mucho que se analice la situación la solución no es sencilla. Partiendo de la medida del gobierno que quiere ampliar la libertad de horarios, el análisis se complica y el debate sigue. Sea como sea el modelo necesita un cambio. Podemos ir hacia modelos europeos de conciliación y horarios poco flexibles o hacia modelos como el de Estados Unidos con horarios flexibles y con el consumismo como eje de la economía.

Veremos qué ocurre en el futuro.